EL PLACER DE SENTIR
Cuando el reloj da la hora implacable
y el crepúsculo viene cansando,
cuando la voz se silencia
y el día se va lentamente apagando.
Cuando cierro mis ojos y medito
para tranquilizar la sensibilidad del alma,
mi mano se desata fragante,
y el pensamiento domina la calma.
Cuando las miserias se esconden vencidas
porque no pueden ni deben volar,
es mejor que se evaporen libres,
porque nadie las quiere escuchar.
La luna sale esplendorosa y expectante
con la fuerza eterna de su dominio;
me tumbo en la arena, junto al mar,
para que mis sentidos se abracen unidos.
Cuando siento la brisa en mi rostro
y las olas mansas me bañan suavemente,
me transporto en el paraíso de mi soledad
que buscada y rendida, me mira intermitentemente.
La metáfora del silencio es tan misteriosa
que arrulla mis pensamientos con versos y prosa.
La voluntad es inmensa y cargada de deseos,
que dejo marcados en mi alma vencida y plácida,
por la sensibilidad que en mi, duerme imperiosa.
El placer de sentir y notar en el cuerpo
tanta inmensidad de pasiones y tentaciones,
me despiertan los sentidos que flotan apacibles
en el torbellino de mis eternas opciones.
El dormir en sueños es el piélago más bello,
desata caricias dormidas que en el pecho
estallan con esplendor el sentir adormecido
del letargo más lejano y cercano sin despecho.
@ MarisaLlum
Cuando el reloj da la hora implacable
y el crepúsculo viene cansando,
cuando la voz se silencia
y el día se va lentamente apagando.
Cuando cierro mis ojos y medito
para tranquilizar la sensibilidad del alma,
mi mano se desata fragante,
y el pensamiento domina la calma.
Cuando las miserias se esconden vencidas
porque no pueden ni deben volar,
es mejor que se evaporen libres,
porque nadie las quiere escuchar.
La luna sale esplendorosa y expectante
con la fuerza eterna de su dominio;
me tumbo en la arena, junto al mar,
para que mis sentidos se abracen unidos.
Cuando siento la brisa en mi rostro
y las olas mansas me bañan suavemente,
me transporto en el paraíso de mi soledad
que buscada y rendida, me mira intermitentemente.
La metáfora del silencio es tan misteriosa
que arrulla mis pensamientos con versos y prosa.
La voluntad es inmensa y cargada de deseos,
que dejo marcados en mi alma vencida y plácida,
por la sensibilidad que en mi, duerme imperiosa.
El placer de sentir y notar en el cuerpo
tanta inmensidad de pasiones y tentaciones,
me despiertan los sentidos que flotan apacibles
en el torbellino de mis eternas opciones.
El dormir en sueños es el piélago más bello,
desata caricias dormidas que en el pecho
estallan con esplendor el sentir adormecido
del letargo más lejano y cercano sin despecho.